Se llevó el silbato a la boca y marcó la mitad de la cancha. En ese sonido tan fuerte como sus ideales, dejó un legado que muchos vamos a guardar en el mejor rincón de los recuerdos.
Gerardo, también conocido como Felipe Correa, así se hacía llamar (con su segundo nombre y segundo apellido) cuando escribía en una revista para su ciudad de toda la vida, Ecilda Paullier.
Se metió en el mundo de la comunicación con la responsabilidad de publicar las cosas importantes de su pueblo y los seres queridos, y también, ya de paso, despuntar el vicio que siempre lo llevó a su máxima expresión, primero hablar de fútbol y después opinar de todo. Pero la historia de “Forchela” se comenzó a escribir mucho antes con su nombre de pila: Gerardo Lemes.
Fue uno de los árbitros de fútbol más respetados del interior del país. Un tipo grande, serio, justo y de un sentido común como ninguno, impartió justicia por todos los rincones, por cada pueblo, cambiando la lógica por la condición de juez, ya que hizo más amigos que enemigos. “Más vale tener un millón de amigos que un solo enemigo”, decía.
En ese entorno conoció al amor de su vida y madre de sus hijos, Beatriz González Porley, en las sesiones bailables de la cancha de Paraná en Rincón de Cufré.
Estuvo 25 años en las canchas y en 1990 colgó el silbato. Su carrera como árbitro lo vinculó tanto con la gente que a veces parecía ser más conocido por eso que por su bar en Ecilda, aunque pensándolo bien, Bar Forchela fue, es y será una de las esquinas más famosas de Uruguay.
Un 4 de diciembre de 1967 comenzó la mística de aquel local que hasta el día de hoy se mantiene, donde los banderines de fútbol, cuadros de Gardel y botellas de todos colores, se presentaban en una escenografía tan particular como única.
“Me cambió la vida abrir el boliche pegado a mi casa, porque el asunto del fútbol me cansaba”, decía el juez que venía de cobrar penales a cobrar la penúltima.
Hasta el último suspiro contó anécdotas, rememoró compañeros de ruta, y se la jugó por sus sentimientos. Blanco, hincha de Nacional y de Artigas de Ecilda, pero por sobre todas las cosas fanático de su familia y amigos.
En una de las tantas entrevistas que le realizaron dijo “no debe haber nada mejor para una persona que pasar lindo en la vida”, y los que lo conocimos sabemos que esa máxima la cumplió de principio a fin.
A Forchela hoy lo despedimos por un ratito, porque a la primera grapa, el primer gol o jugada polémica, cuando se arme charla y salten las historias, va a aparecer en el recuerdo y quedará para siempre en nuestro corazón.
¡Salud padrino!
El velatorio de Gerardo «Forchela» Lemes se realiza en empresa Martí Dalmas de Ecilda Paullier y su sepelio será hoy lunes a la hora 17 en el cementerio de esa localidad.
*Por: Diego Travieso *Fotos: Prog. Protagonistas, 2 de diciembre de 2016
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