La propagación del coronavirus en la región desencadenó que Uruguay y Brasil resolvieran cerrar la frontera durante los próximos 30 días.
La restricción, que ya tiene vigencia, fue publicada ayer por el Diario Oficial de Brasil y podría prorrogarse en función de la evaluación de la Agencia Nacional de Vigilancia. En el caso de nuestro país, el decreto quedará publicado en esta jornada.
El canciller de la República, Ernesto Talvi, dijo que se trata de “una decisión coordinada para atender la especial situación en la zona fronteriza común”.
Aunque hay excepciones a la medida. Por ejemplo, se acordó que “podrán ingresar desde territorio uruguayo al territorio de Brasil solamente ciudadanos brasileños y extranjeros residentes en Brasil.
Y de forma análoga, podrán entrar desde territorio brasileño al territorio de Uruguay solamente ciudadanos uruguayos y extranjeros residentes en Uruguay”, explicó el secretario de Estado.
La restricción no rige para el tráfico libre por carretera de cargas, la ejecución de acciones humanitarias transfronterizas (previamente autorizadas por las autoridades de salud locales) y el tránsito de residentes fronterizos mediante la presentación del documento de residente fronterizo y otro documento probatorio.
En caso de incumplimiento, el acuerdo entre ambos países establece la responsabilidad civil, administrativa y penal del agente infractor y la deportación inmediata, así como la inhabilitación para el pedido de refugio. En el caso de Brasil, los casos de incumplimiento serán decididos por el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública.
En todos los casos, ambos países “reafirmaron” que ninguna de estas disposiciones “afectará el transporte de mercancías”.
Para Talvi, “el objetivo central de esta normativa es garantizar la seguridad sanitaria de Uruguay y de Brasil y, al mismo tiempo, evitar inconvenientes diarios a los ciudadanos de ambos países que viven en la frontera”.
El sábado, en conferencia de prensa, el propio Talvi informó que estaba en contacto directo y analizando instrumentar un régimen especial de funcionamiento para la frontera entre ambos países.
El objetivo es evitar la propagación del coronavirus, entorpeciendo lo menos posible la cotidianidad de las ciudades fronterizas separadas solo por una calle, como Chuy-Chui o Rivera-Santana do Livramento, o por un puente (como Río Branco-Yaguarón y Artigas-Quaraí).