Dio sus primeras campanadas a la 1 de la mañana del 25 de agosto del 1900.
Desde aquella fecha, marca el ritmo de vida de los maragatos.
Durante los últimos 61 años, ha estado al cuidado y mantenimiento de «Hugo» De León, cuyo verdadero nombre, sin embargo, es Néstor Enrique.
Encomendado por aquel tiempo a Luis De Amilivia, el relojero estuvo en varias partes de Europa en busca de los mejores mecanismos.
Así, consiguió sus esferas en Londres -en la misma fábrica del Big Ben-, en Suiza la maquinaria, la campana mayor en Barcelona y las menores, que «tocan» los cuartos de hora, en la ciudad de Roma.
Durante años, acompañó al reloj la leyenda de que su destino real era la ciudad de San José de Costa Rica. La «versión», sin embargo, ha sido refutada con creces.
Últimamente, la creación de la fundación «El Reloj», integrada por distintos actores privados del medio- ha permitido promover trabajos de mantenimiento más profundos así como también reimpulsar su perfil turístico, procurando incrementar las visitas tanto de los propios maragatos como de quienes llegan a San José de Mayo.