Dijo: “Había dejado completamente de quererme, me odiaba, odiaba mi cuerpo”, pero enfatizó que “sí, se puede” salir adelante.
El caso lo dio a conocer el licenciado en Nutrición y colaborador de San José Ahora, Manuel Santos. A continuación el texto difundido por la chica en redes sociales:
“Recuerdo como todo comenzó; cursaba mis 14 años de edad, alegre, inteligente, carácter fuerte. Pero esto de nada sirvió cuando comenzó el bullying por no encajar en los estereotipos de belleza, me señalaban por mi condición física, tengo recuerdos encerrada llorando en el baño del liceo porque me habían dicho gorda. Esa alegría se transformó en tristeza, ese carácter fuerte se reprimió y solo agachaba la cabeza. Esa palabra “gorda” me la empecé a creer y a repetir, a insultarme, a tapar los espejos de mi casa para no ver mi cuerpo, a hacer dietas estrictas, para llegar un peso “ideal”, que iba a ser inalcanzable porque cada kilo que perdía solo estaba a un paso más de perder lo más valioso que tengo, MI VIDA.
Cuando me di cuenta pesaba 46 kilos, en cuestión de meses, había dejado de alimentarme, de comer carne, mi menstruación había desaparecido. Se me notaban los huesos en cualquier parte del cuerpo.
Justo en ese momento, fue cuando la torta se dio vuelta, los que me decían gorda ahora me decían que era un “esqueleto”, “come que estas raquítica”, “sos una bolsa de huesos” etc.
¿Qué podía hacer yo? Si no podía conformar a nadie ni gorda, ni flaca. Empecé a comer descontroladamente para “conformar” a mi mente que me decía “estas muy flaca”, pero cuando mi cuerpo ya no toleraba más comida, mi mente me decía “sos una gorda” y ¿qué hacía para compensar? Vomitaba.
Y así comenzó esa rosca interminable, ya no importaba lo que los demás decían, porque yo ya me creía insuficiente. Había dejado completamente de quererme, me odiaba, odiaba mi cuerpo.
Así paso el tiempo hasta mis 17 años que no aguanté más, lo hable con mi prima, le dije “creo que estoy enferma”, luego le conté a mis padres y buscamos ayuda en una mutualista.
Me derivaron a una psiquiatra y a una psicóloga que realizaba psicoanálisis, una corriente de la psicología. Así pase un año, en el cual no mejore, me decían que la bulimia era una adicción y que no se podía salir, que solo se podía aprender a convivir con ella.
A mis 18 años, me dieron de alta, creyendo que yo había superado el problema.
Comencé la facultad, con ella mucho estrés, noviazgos “tóxicos” debido a la falta de amor propio. Y todo ese cumulo de cosas hizo que mi enfermedad se agrave un poco más, la sangre empezó a verse en mis vómitos, mi encía a retarse, mis manos a lastimarse.
En ese momento, hice un alto en mi vida y comencé nuevamente a buscar ayuda, en informes, en artículos y descubrí que en Europa se utilizaba muchísimo la hipnoterapia para tratar este tipo de trastornos. Busqué un profesional especializado en esto, y en mi opinión no me caben dudas que el mejor del Uruguay, en tratar este tipo de enfermedades, adicciones y un sinfín de cosas más. Pero como todo tratamiento depende de la persona y en qué profesional encuentres y lo especializado y experiencia que tenga en el área.
Me salvo la vida, en 3 meses había dejado de vomitar, fue lo más “fácil” pero luego siguió el largo camino del amor propio. Empecé a quererme, a mirarme y a apreciar mi belleza, a admirarme, a ver mis cualidades, a ver de lo que soy capaz de lograr. Encontré la paz y aprendí en base a esto a ser FELIZ. La felicidad que esa niña de 14 años había perdido, regresó.
Hoy en día puedo asegurarles con gran certeza de que SE PUEDE SALIR de que VOS PODÉS SALIR. Vos podés abrazarte, podés quererte, vos podés mimarte, podes dejar de dañarte.
Hay que buscar ayuda con un profesional adecuado para vos, buscar apoyo de tu familia, amigos, o quienes te rodeen. Pero lo más importante ¡querer estar bien vos!”.
Respecto al tema el licenciado en Nutrición, Manuel Santos dice:
El pasado 2 de Junio se conmemoró el día mundial de las acciones por los trastornos de la conducta alimentaria (TCA). ¿Qué se entiende por TCA? Son una serie de trastornos mentales que se asocian a la conducta alimentaria alterada y una obsesión por el peso o cómo se ven frente al espejo. Está presente en todas las edades sin importar sexo, raza o condición social. Entre los factores desencadenantes se relaciona con aspectos psicológicos, biológicos, socioculturales y familiares. Hoy en día juegan un rol muy importante las redes sociales, donde distintos personajes famosos venden cuerpos ideales y estilos de vida perfectos, que sus seguidores imitan o se exigen lograr, siendo de las causas más comunes en desencadenar un TCA.
Entre los TCA más comunes se encuentran:
Bulimia: Las personas que la padecen, en secreto guardan episodios de atracones, es decir, que coman grandes cantidades de alimentos y pierdan el control de su alimentación, y luego vomiten, para tratar de deshacer la comida en exceso. También suelen utilizar otros métodos como laxantes, ejercicio en exceso, dieta estricta.
Anorexia: Se caracteriza por el peso corporal muy bajo, el temor intenso a aumentar de peso y la percepción distorsionada del peso. Para las personas con anorexia, es muy importante controlar su peso y su figura corporal. Suelen hacer sacrificios en su estilo de vida con tal de cuidar su peso, lo cual comúnmente resulta perjudicial para su salud. También acuden a estrategias como vómito, laxantes, dietas estrictas, ayunos para no aumentar de peso o seguir disminuyendo.
Vigorexia: Se obsesionan con el aumento de masa muscular, por posibles causas de baja autoestima, una personalidad obsesiva, antepasados de sobrepeso u obesidad o incluso bullyng. Conllevan una rutina de entrenamiento excesiva con dietas muy bajas en grasas y altas en proteínas con la finalidad de disminuir al mínimo su porcentaje de grasa corporal. Suelen consumir suplementos proteicos con el objetivo de ganar masa muscular.
Trastornos por atracón: Aquellas personas que lo sufren, suelen consumir cantidades excesivas de alimentos, perdiendo el control del apetito. Comen con rapidez e incluso sin hambre. Luego de estos episodios se sienten culpables o avergonzados de comer tanta cantidad de alimentos.
Ortorexia: Conocido como el “apetito correcto”. Obsesionarse por la alimentación saludable también te puede llevar a sufrir un TCA. Gran influencia tienen las redes sociales que promueven una alimentación idónea con alimentos prohibidos y que promueven ciertos hábitos que limitan la alimentación balanceada y saludable.