Se encuentra en Francia y es conocida desde tiempos prerromanos. Buzos modernos que quisieron alcanzar su origen murieron en el intento.
Durante siglos, mucha gente dentro y fuera de Francia se ha preguntado cuál podría ser la fuente del manantial subterráneo conocido como Fosse Dionne, en la región francesa de Borgoña. Pero nunca llegaron al fondo de la cuestión porque -literalmente- no pudieron llegar al fondo.
El Fosse Dionne es un gran surtidor de agua alrededor del cual se construyó la ciudad de Tonnerre. Desde siempre, ha estado arrojando cantidades enormes de agua, con un flujo de alrededor de 311 litros por segundo de forma regular, un caudal que puede aumentar a 3.000 litros por segundo cuando las lluvias son copiosas.
Se sabe que los romanos lo usaban como suministro de agua potable y que los celtas lo consideraban sagrado. Durante el siglo XVIII se convirtió en sitio de baños, pero nadie ha podido localizar su fuente. Muchos lo han intentado, algunos han muerto en el intento, pero la fuente de Fosse Dionne sigue siendo un misterio.
Fue aproximadamente en tiempos de la Revolución Francesa cuando la gente que observaba el “pozo sin fondo” de Fosse Dionne comenzó a preguntarse a dónde podría conducir. Algunos afirmaron que era un portal a otro mundo, mientras que otros estaban convencidos de que su fondo era el hogar de una serpiente gigante. Obviamente se e trataba de un caso de falsa oposición, porque bien podría tratarse de un portal a otro mundo y también la morada de una serpiente gigante.
Con el paso de los años, la fascinación por las aguas misteriosas no dejo de crecer. Ya en tiempos modernos, en 1974, dos buzos profesionales descendieron a los estrechos pasajes entre las rocas calizas, pero en lugar de encontrar la fuente del manantial, encontraron su propio fin, incapaces de moverse adecuadamente por el abismo que se estrechaba. Luego, en 1996, la ciudad de Tonnerre contrató a otro buzo para llegar al fondo del asunto, pero también pereció.
Hasta el día de hoy, nadie ha podido llegar a la fuente de Fosse Dionne. El año pasado, el alcalde de Tonnerre contrató al buzo profesional Pierre-Éric Deseigne para resolver el misterio de una vez por todas. El submarinista alcanzo los 70 metros bajo tierra, aventurándose a más de 370 metros de la entrada de la cavidad, pero no pudo llegar a su origen.
De momento, el origen del antiguo manantial sigue siendo un misterio, y con tres muertos en el intento de resolver el misterio, no es de extrañar que los buzos no estén precisamente ansiosos por meterse dentro.
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