En el marco de la Bendición de Ramos.
Con la Bendición de Ramos, los católicos iniciaron este domingo la celebración de una nueva Semana Santa.
En San José de Mayo, como es habitual, los fieles se congregaron en la intersección de las peatonales Asamblea y Sarandí para marchar luego hasta la Basílica Catedral donde el obispo, Mons. Fabián Antúnez, presidió la misa.
Al hacer alusión al simbolismo de la Bendición de Ramos, Antúnez dijo que es parte de «las paradojas de la vida, porque el mismo pueblo que lo acompaña y vitorea (a Jesús al ingresar a Jerusalén) será el que luego lo niegue y lo deje en soledad».
«Esto de lo que nos habla es de la ambivalencia y fragilidad de nuestro corazón. Por eso la invitación es a poner en manos de Dios esta ambivalencia, esta fragilidad, para que nos ayude a crecer en consistencia pero sabiendo que somos vulnerables», reflexionó.
«El miedo, la soledad, la presión del afuera, muchas veces nos va a llevar a negar al Señor, pero hay que saber que él camina y ejercita el arte de perdón y de la reconciliación, así que una y otra vez perdonará nuestras fragilidades y ambigüedades. Por eso también el llamado es a dejarnos perdonar por quien ejerce el arte de la compasión y nos invita a trabajar esos claroscuros para llegar a la resurrección», expresó Antúnez.