Precauciones a tener en cuenta.
Quienes estudian a los animales y su comportamiento en entornos naturales coinciden en algo: los citadinos, cuando salen de vacaciones al campo o lugares agrestes, somos intrusos.
Es por eso que conocer el ambiente y, ante todo, respetarlo es clave para convivir armónicamente con el resto de las especies. Para eso Telemundo consultó a Melitta Meneghel, una bióloga y herpetóloga de la Facultad de Ciencias que trabaja hace décadas con ofidios y fue mordida por víboras venenosas en repetidas ocasiones. Estas son algunas de las precauciones y medidas de acción inmediatas que se pueden tomar en caso de encontrarse con un ofidio peligroso.
«Saber dónde uno pone los pies, no andar por lugares donde esté muy alta la vegetación y en ese caso, si uno no tiene más remedio que atravesar un pastizal alto, llevar un palo que por lo menos llegue a la altura del hombro. Ir separando la vegetación y cerciorarse de que por ahí ande algún bicho», dijo la experta.
A estos consejos hay que sumarle evitar introducir la mano a ciegas en cuevas, nidos, bajo piedras o pilas de leña; usar botas lo suficientemente altas como para cubrir tobillo y pierna; y, en caso de campamento, examinar los objetos que se van a utilizar -como un sobre de dormir- antes de manipularlos.
Ahora bien, ¿qué pasa si eventualmente te muerde un ofidio venenoso? Lo primero que hay que saber, es esto:
Existen las mordidas secas. O sea una mordida de advertencia y son mucho más frecuentes de lo que uno cree realmente.
El veneno de las víboras, además de matar a su presa, evolucionó a lo largo de los años hasta desarrollar también un rol digestivo. Estas sustancias van digiriendo a la presa antes de que la víbora se la trague entera. Pero producir este veneno le implica al animal un fuerte gasto energético y por eso no puede desaprovecharlo, entonces elige bien cuándo administrarlo.
«Si una intenta correrla o pegarle, el animal se va a enojar más porque se asustó. Cuanto más excitada está la víbora, cuanto más la enojamos, más cantidad de veneno va a inyectar si llega a morder entonces eso también hay que tenerlo en cuenta», explicó Meneghel.
En caso de mordedura y ser usuario de mutualista, la persona debe dirigirse a la sede o sede con convenio más cercana, y en caso de atenderse en ASSE, a cualquier hospital público o policlínica. Desde allí el centro de salud hará las gestiones para conseguir el suero antiofídico más cercano al lugar.
¿Existe un límite de tiempo para inyectar el antídoto? Las versiones cambian, pero Meneghel dijo esto:
Antes se creía, algunos decían cuatro horas, otros decían seis horas, que después de ese tiempo ya no tenía sentido dar el suero. El suero tiene sentido de ser dado en tanto la persona esté viva. Uno puede durar cuatro días antes de morir. Hay tiempo de sobra.
Una de las pocas situaciones en las que el tiempo es irremediable, es cuando el diente de la víbora inyecta su veneno en una vena. Allí las toxinas recorren el cuerpo a la velocidad de la circulación de la sangre y la muerte podría llegar en 20 minutos.
«Siempre hay que tratar de ser lo más rápido, pero precavido. No perder el tiempo, no hacer torniquete -eso no sirve de nada-, no chupar el lugar mordido. Lo más que se puede llegar a hacer sin perder tiempo es lavar el lugar con agua y jabón», puntualizó Meneghel. / Fuente: Telemundo