Sus modelos lucen casco y mameluco de obra, conducen maquinas, portan palas, van con termo y mate o dejan ver sus rostros, cansados en algunos casos, maquillados solo con una sonrisa.
Años atrás Jacquelina Tinto fue propietaria de la Parrillada Don Pepe, uno de los comercios más emblemáticos y recordados de San José de Mayo que funcionó en un local ubicado sobre Ruta 3, frente al Parque Rodó. Fue emprendedora, se vinculó a la política y desde siempre ha estado cercana a muchas causas sociales. Si bien es oriunda de la ciudad de Libertad, algo que la enorgullece y resalta cada vez que tiene la oportunidad, desde hace varias décadas esta hincha de Juventud Unida está radicada en la capital josefina, más concretamente en la Av. Manuel D. Rodríguez, a pocas cuadras de donde otrora tenía la parrillada.
En la actualidad “la gringa”, como le dicen sus amigos, ha cambiado un poco su apariencia física en relación a aquella mujer incansable que hacía números en la caja, atendía a sus hijos y a clientes de renombre que daban cuenta de su visita estampando una dedicatoria y su firma en la pared, lo que no ha cambiado es su espíritu y las ansias de tener una sociedad más justa, que visibilice también a los comunes, a los de a pie, o mejor dicho “a las de a pie”.

No es una fotógrafa profesional y para lograr su objetivo no necesita equipos estrafalarios o grandes despliegues técnicos, le basta salir a hacer las compras como cualquier ama de casa y llevar su celular, sus modelos están ahí, caminando por la vereda como ella. Vienen y van. Pintan un muro con la causa feminista, “la Jacque” le toma una foto a la obra y la publica con la leyenda “Juntas y unidas somos más”; y como aparecen las mujeres de un colectivo aparece Natalia conduciendo una máquina; María, empleada doméstica descansando unos minutos entre trabajo y trabajo porque siendo jefa de hogar no le alcanza solo con un ingreso; Jazmín con termo y mate después de hacer ejercicios; Fany, laburante del Mercado Municipal y referente histórica del Club Tito Borjas o Paola, que “armada” con una pala y luciendo casco y mameluco “salió a conquistar el mundo”, cruzada que enorgullece a sus hijas que se lo hacen saber con mensajes: “muy luchadora te amamos” o “un ejemplo a seguir”.
Las reacciones de las protagonistas de sus publicaciones no tardan en llegar. Natalia le agradece “por siempre estar”. Paola destaca que ande por las calles y se tome un tiempo para parar y sacar fotos a “las mujeres que salen a cumplir las ocho horas”. María enfatiza que “así nos toca la vida a muchas de nosotras” y Fany, emocionada, reconoce estar “super inflada ante tan lindas palabras de tod@s”, y agrega: “los abrazo infinito y bendigo siempre desde mi corazón”.
Jacquelina, una vecina cualquiera que entre mandado y mandado captura con la cámara de su celular escenas ahora cotidianas e impensadas años atrás, las comparte y visibiliza. Una acción pequeña y bienintencionada, como muchas de las que se realizan por ahí, que pasan desapercibidas y que, de multiplicarse, es probable nos hagan más grandes como comunidad. / Por César Reyes